Disciplina que conjuga en el caballo dos condiciones imprescindibles, la atlética y la disposición mental para obedecer a su jinete logrando superar el temor que impone la tarea de enfrentarse al Toro Bravo, ha encontrado en el Lusitano su gran exponente.
Actualmente las cuadras de los rejoneadores están conformadas en su mayoría por caballos Lusitanos, sean estos rejoneadores Portugueses, Españoles, Colombianos, Mexicanos o Ecuatorianos. Más del 70% de cada cuadra está compuesta por Lusitanos y se utilizan en los tres tercios: salida, banderilla y último tercio.
La razón de esta preferencia son los siglos de selección y evolución de la raza, primero como caballo de caza y combate, posteriormente como caballo de lanzadas, antiguo arte de rejoneo practicado por caballeros, y actualmente como caballo torero.
De esta evolución el caballo adquirió su gran agilidad y flexibilidad que le permite franquear el riesgo de la lidia del Toro; lidia que en la historia reciente evolucionó a unos terrenos que parecían infranqueables, pues se torea en la misma cara del toro (no más de tres o cuatro batidas) y es en esa corta distancia donde a través de su fuerza, agilidad y flexibilidad debe encontrar la salida. Aunado a lo anterior, la evolución agregó esa disposición mental para obedecer a su jinete, cualidad tan importante como la anterior, pues sin ella probablemente el caballo huiría la mayoría de las veces del enfrentamiento con el Toro.
Recuento de la historia reciente del Rejoneo parte con el Maestro Joao B. Nuncio y el lusitano de hierro Veiga Lidador (Agareno), que marcó una época al principio del Siglo XX. Posteriormente, el rejoneo evoluciona a una lidia con más ligación, definida ésta como continuidad entre los diferentes pases, adicionando al arte de colocar las banderillas el de la continuidad en la lidia. Resaltan en esta época los Maestros Joao Moura y Manuel Vidrie con Neptuno del hierro Veiga. Actualmente el arte del rejoneo que conocemos, encuentra en la ligación su esencia, transformando al caballo en la extensión del jinete, en su muleta, donde se dan lances armónicos y continuos al Toro, llevando este cosido al caballo. Máximo exponente de esta era, y de hecho su gran precursor, es el Maestro Pablo Hermoso de Mendoza con el célebre Lusitano Cagancho (Nilo).
Caballos de rejoneo extraordinarios han sido muchos, mencionamos algunos como ilustración, mas no como grupo representativo pues aun así sería tarea larga: